¿Te imaginas vivir en una casa sin humedad, con el aire siempre limpio y un consumo energético mínimo?
La periodista y presentadora Adela Ucar lo ha conseguido con una vivienda Passivhaus equipada con Zehnder. Tras años sufriendo problemas de salud relacionados con la humedad, decidió apostar por una casa eficiente, saludable y confortable.
¡Te lo cuenta en esta entrevista!
Yo venía de vivir en una casa antigua junto al mar con muchísima humedad. En los 10 años que estuve viviendo allí desarrollé alergia y tuve varios episodios de bronquitis, por lo que para mí era clave que en mi nueva casa no me encontrara con problemas de humedad. Valorando distintas opciones, determiné junto con la arquitecta que convertir la vivienda en una Passivhaus garantizaría que no tuviera humedades, ni problemas de condensación. Además, la ventilación mecánica favorecía la renovación del aire, y con ello el control de la humedad y la calidad del aire.
Conocí el sistema Passivhaus por casualidad, realizando una entrevista a la que finalmente fue la arquitecta de mi casa, Miren Rivas. Al conocer que existía una forma de construir que reducía la necesidad de calefacción al mínimo, que evitaba problemas de corrientes, de condensación, de disconfort por cambio de temperaturas en el interior de la vivienda, que garantizaba una buena calidad de aire en el interior de la vivienda, que ofrecía unas excelentes condiciones de confort y que a la larga permitía recuperar la inversión al reducir al mínimo las facturas de calefacción, no entendí por qué no se construyen todas las casa así. Además de ser favorable desde el punto de vista económico y de salubridad, son viviendas muy eficientes, por lo que se reducen drásticamente las emisiones de carbono por consumo de energía para la climatización de la vivienda y para mí esto también era importante.
Desde que vivo en esta casa, tengo la casa siempre a la misma temperatura. En el invierno es una maravilla, superconfortable. En casa somos frioleros y nos gusta el calorcito. Puedo tener la casa a la temperatura que me gusta sin tenerle miedo a la factura de la luz. No tengo gas, solo la factura eléctrica, que es de unos 130 € de media al mes. Con la ventilación mecánica, no tengo necesidad de ventilar y aun así el ambiente nunca está cargado. He reducido drásticamente mi alergia y no he vuelto a tener problemas de bronquitis. He ganado en confort, salud y tranquilidad.
Llevamos 4 años viviendo en esta casa y el sistema de ventilación ha funcionado muy bien. Cambiamos los filtros y limpiamos las bocas de ventilación cada 6 meses, ese es todo el mantenimiento que requiere. Noto que el aire nunca está cargado, que no se empañan casi los cristales de los baños cuando nos duchamos, que no tengo problemas de humedad, que la casa se ventila bien después de cocinar sin necesidad de abrir las ventanas… Tengo una máquina que mide el CO₂ en el interior de la vivienda y a veces la pongo por curiosidad si cierro la puerta de la habitación para dormir. El CO₂ nunca se condensa, porque la casa siempre está ventilada. En la casa anterior, todas las noches que ponía la máquina, pitaba porque se pasaba del límite de CO₂ recomendado. Yo diría que hemos ganado en confort y en salud.
Totalmente. El aire dentro de la casa nunca está cargado. Se nota muchísimo, especialmente cuando entras en una habitación en la que ha dormido alguien por la mañana. Antes había un color característico de concentración del aire, del CO₂. Ahora no huele a nada. Si he cocinado algo que ha hecho mucho humo, pongo la ventilación a tope y en 15 minutos está todo ventilado. A mí me gusta mucho abrir la ventana, desde la primavera dormimos con la ventana abierta, pero solo la abro cuando me apetece, no porque la casa requiera ventilación. De esta forma, en el invierno, por ejemplo, no perdemos el calorcito que tiene la casa.
Los radiadores son una maravilla. Me encanta el diseño clásico que tienen y el color mate, que además pudimos elegir de acuerdo a la decoración de la casa. El tamaño también se ha adaptado muy bien a los huecos que teníamos por lo que no me ha condicionado de cara a poner los muebles donde quería. Están nuevos como el primer día.
El trabajo con Miren ha sido superfácil y agradable desde el principio. Ella controla muchísimo todos los aspectos técnicos que para mí eran tan importantes: cómo evitar humedades, cómo evitar condensación, cómo garantizar la hermeticidad… Estuvo muy encima y me transmitió mucha calma, fundamental para mí, porque las obras a veces pueden ser muy estresantes y desde luego la mía, lo fue para mí.
Yo creo que es un aspecto que aunque está mejorando, todavía requiere más atención. Cuando compramos una casa o hacemos una obra, todavía seguimos muy centrados en el aspecto estético, sin tener en cuenta toda la parte técnica de confortabilidad, corrientes, humedades y eficiencia… Para mí la parte estética es importantísima, me considero una amante de la belleza y la armonía que considero vital para mi propia serenidad y disfrute. Pero de cara a estar a gusto, por muy bonita que esté la casa, no vas a estar a gusto si se te quedan los pies helados, o te entra corriente por la caja de la persiana y te coges un resfriado cada dos por tres, te sale moho en el baño constantemente o te dejas una fortuna para tenerla a una temperatura confortable. Si te cansas de un azulejo o de la pintura de la casa o de un sofá, puedes cambiarlos con relativa sencillez. Pero una vez hecha la obra, los aspectos técnicos son muy difíciles, por no decir imposibles, de mejorar. Creo que la gente todavía no es consciente de cómo te puede condicionar la vida y la salud, que tu casa no sea confortable. En cualquier caso, pienso también que las constructoras y arquitectos se tienen que poner las pilas en este asunto. No hay nada que me produzca más tristeza que una promoción de viviendas en las que la gente compra una vivienda con toda su ilusión y con muchísimo esfuerzo económico, que luego resulte en problemas de humedad, corrientes, humedades o baja eficiencia… Pienso que debería haber mucho más control que garantice que las viviendas construidas cumplen con la regulación y con lo prometido en el proyecto.
Desde la pandemia, los fondos Next Generation han acelerado mucho la inversión en eficiencia, tanto en la renovación de fachadas de edificios, como en la instalación de paneles solares. También se van viendo promociones nuevas en las que se ha hecho un esfuerzo en eficiencia. Pero creo que aún hay un problema grande y es que no existe un sistema de control que garantice la eficacia de esas inversiones en mejora de la eficiencia energética, es decir, un sistema de control que garantice que esas obras se han hecho bien y que van a dar los resultados prometidos. Eso le coloca en una situación de absoluta indefensión al comprador y puede suponer tirar el dinero en obras que no se están haciendo bien. A nivel social, pienso que aún no colocamos la eficiencia de los hogares en el lugar que merece. Seguimos pensando que la inversión en eficiencia es solo para el planeta y no nos damos cuenta de que, en realidad, es sobre todo inversión en confort, salud y ahorro a medio plazo.
La obra de mi casa, sobre todo, me ha hecho darme cuenta de que la mejora de la eficiencia, la reducción de emisiones de carbono y la concienciación por el medio ambiente, están mucho más relacionadas con nuestra salud y nuestro confort de lo que nos imaginamos. Pensamos que ser sostenible es cuidar del planeta, y desde luego que en una parte lo es. Pero es sobre todo cuidar de nuestra calidad de vida y de la de aquellos que vendrán después de nosotros. Tener el mar, el aire y la tierra libres de contaminación, gozar de bosques sanos, de ciudades más habitables y verdes, de viviendas más confortables… todo eso es invertir en vivir mejor y más años, en comer alimentos más saludables, en no enfermar tanto, en vivir en entornos mucho más amables. Todo eso influye en nuestra calidad de vida, en nuestro estado de ánimo, en nuestro disfrute y por supuesto en nuestra salud.
Les diría que se apoyen en profesionales de confianza y con conocimientos técnicos en aspectos como eficiencia, hermeticidad, control de puentes térmicos… Les diría también que no se dejen intimidar por un sector que puede ser tremendamente hostil, que insistan en lo que es importante para ellos. Y que pongan la calidad de la caja por delante del contenido. No importa que tardemos algo más en decorar la casa como realmente nos gusta. Lo más importante es que la caja (es decir, los suelos, paredes, techo y ventanas) quede perfecta. Lo demás, poco a poco.
La historia de Adela es un ejemplo inspirador de cómo la sostenibilidad, el confort y la salud pueden convivir en un mismo espacio. Gracias a su decisión de apostar por una Passivhaus equipada con soluciones Zehnder, ha logrado reducir sus problemas respiratorios, ganar en bienestar y vivir en un hogar que cuida de ella y del planeta. Su testimonio pone en valor la importancia de una vivienda bien diseñada, pensada desde la eficiencia y la calidad del aire, y nos invita a repensar cómo queremos habitar el futuro.